martes, 14 de julio de 2020

Las gimnastas británicas hablan contra el abuso.

Durante los últimos años cada vez son más las gimnastas que dan el paso a hablar sobre el abuso sufrido en su entorno deportivo, y cada vez más a raíz del destape de abusos sexuales en la gimnasia estadounidense y el estreno de "Gimnasta A" en Netflix.
Ahora son las británicas las que denuncian el trato sufrido por parte de sus entrenadores durante años sin que nadie hiciese algo al respecto.

Después le todos estos años leyendo y aprendiendo sobre el tema una llega a la conclusión que a la gente le cuesta tanto hablar primero porque como dijeron las Downies hace pocos días en sus redes sociales, "el abuso está normalizado" y esto al ocurrir desde que las gimnastas son pequeñas, es como si ellas mismas no fuesen conscientes de lo que está ocurriendo, que no es normal, y esto se repite en multitud de testimonios. También estamos de acuerdo que es un deporte muy exigente, cualquier cosa a nivel de elite no es un camino de rosas, pero eso no justifica que se trate a personas como si fuesen una herramientas.
Y cuando te das cuenta de esa situación, está el miedo a que no te crean o peor, todos los insultos que vienen.
Está quedando más que claro que casos así los tenemos en todas partes, es posible que algunos sigan porque nadie de ese paso, pero lo que es seguro es que más gente  va a ver la luz y sabrá que en algún lado va a haber alguien que la crea y la apoye.

Todo empezó con el mensaje de Jennifer Pinches, olímpica en Londres 2012, que a raíz de "Gimnasta A" publicó el siguiente mensaje en redes sociales.
"Gimnasta A detalla una serie de eventos descorazonadores que nunca deberían haber ocurrido.
Apoyamos a todas las supervivientes de abuso y condenamos la cultura que no puso la salud y el bienestar de la gimnasta en primer lugar, y permitió a Nassar actuar.
Los entrenamientos en gimnasia son duros pero pueden ser hechos de manera que se creen resultados bonitos, alegres e inspiradores sin sacrificar el bienestar de jóvenes o silenciando voces.
Estamos de parte de un entrenamiento ético y respetuoso, colaborativo, de liderazgo y trabajo en equipo. Éxito asentado en la confianza y la comunicación, no en el control, obediencia basada en el miedo o incluso a través del dolor.
Estamos unidas por un ambiente sano para todas las gimnastas. Por un mejor futuro para la gimnasia."

A esta publicación siguió un aluvión de testimonios de gimnastas británicas sobre lo sufrido en sus entrenamientos bajo el hastag #gymnastsalliance.

Por citar a algunos, tenemos el de Catherine Lyons, que acabó recibiendo tratamiento hospitalario durante año y medio tras su retirada y haber sufrido incluso agresiones físicas. Lyons sufrió abuso y acoso de manera continuada por parte de su entrenadora durante años que incluían obligarla a entrenar lesionada y constantes comentarios sobre su peso dejándola casi sin comer durante una semana.
Y es que estos dos puntos son los que más se repiten en los testimonios, haciendo que muchas de las afectadas acabasen bien con trastornos de estrés o desordenes alimenticios.

Lisa Mason, olímpica en Sydney 2000, también hace hincapié en estos dos puntos y como estaba tan normalizado que ni ellas mismas sabían que eran víctimas de abuso. Además cuenta que gimnastas de élite tienen miedo de hablar públicamente por miedo a que las excluyan de cara a los Juegos de Tokyo, pero confía en que lo hagan cuando estén preparadas.

Gimnastas actuales que si han dado el paso han sido Ellie y Becky Downie.
Se repite eso de que actos que sólo pueden ser descritos como abusivos estaban tan integrados en su día a día que acabaron siendo totalmente normalizados.
Becky relata que en muchas ocasiones de su carrera le hacían entrenar hasta el borde del colapso físico y como eso estaba teniendo repercusiones muy negativas para su salud mental y física. Cuando en 2018 trato de exponerle a su entrenador que ese tipo de entrenamiento no era seguro lo que recibió por respuesta fue un "eres mentalmente débil" y que el dolor de las lesiones estaban en su cabeza.

Ellie se centra en como que desde los 14 han controlado su dieta al máximo hasta hacerle sentirse avergonzada de su peso y su físico. Uno de los comentarios más duros que recibió fue que si no perdía 6 kilos en dos semanas habría consecuencias. O un entrenador que les dijo que ojalas sus pastillas para el dolor fuesen píldoras dietéticas.

Por otro lado relatan que estas situaciones ya no están presenten en la actualidad, que ya no las pesan diariamente, que tienen un entrenamiento más seguro y personalizado. Aunque las experiencias del pasado han dejado un huella que creen que no se va a borrar.

Quien ha hablado más recientemente ha sido Amy Tinkler, bronce en suelo en Rio 2016. Tinkler puso una queja a British Gymnastics en diciembre de 2019 sobre lo sufrido como gimnasta de club y de élite a lo largo de los años y de la que tras ocho mese sigue sin tener respuesta. Además admite que esta es la razón por la que dejó la gimnasia, no por la lesión que llevaba arrastrando cerca de un año. 


Por su parte British Gymnastics ha salido en su comunicado diciendo, de manera resumida, que condena todas estas prácticas y que investigará las denuncias. Resulta difícil de creer que no supieran nada hasta ahora, posiblemente se supiera pero como nadie se quejaba, o bien lo ignoraban o hacían la vista gorda.




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