jueves, 27 de agosto de 2020

Diversión traduciendo: Sunisa Lee recupera el optimismo


Artículo original del NYTimes
Sunisa Lee temió estar infectada con coronavirus. Salió del aislamiento con fuerza renovada y una nueva mirada al entrenamiento.

Al principio, Sunisa Lee, una de las favoritas a estar en el equipo olímpico estadounidense de gimnasia artística femenina, no pensó mucho en ese cosquilleo en la garganta.
Pero en aquella tarde de domingo del mes pasado, dos días después del que debería haber sido el inicio de los Juego Olímpicos antes del aplazamiento por un año, el cosquilleo se convirtió en dolor y se sentía como si la garganta le ardiese. Cuando se despertó con fiebre y escalofríos, entró en pánico.

Contraer coronavirus e infectar sin saberlo a su padre, John, fue su mayor miedo durante la pandemia. Paciente de alto riesgo al estar paralizado de pecho hacía abajo tras caer de una escalera en 2019 y su respiración está comprometida.
Para estar segura, Lee, 17, se encerró en su dormitorio del segundo piso mientras que el resto de su familia, incluyendo a sus tres hermanos pequeños, realojaron sus dormitorios en el primero piso de su casa en St. Paul, Minnesota durmiendo en colchones de aire o en el sofá.

Aunque tanto el test de coronavirus como el de estreptococo resultaron negativos, Lee, pasó cerca de dos semanas en aislamiento, no queriendo correr ningún riesgo. Sus tíos, a quien era muy cercana, murieron de coronavirus con trece días de diferencia. Tuvo que despedirse de su tía por Zoom.

Ahora Lee, que cursa último año de instituto, está finalmente de vuelta en su gimnasio, Midwest Gymnastics, en lo que parece su enésimo comienzo de 2020.

Por supuesto, lo primero que pensé cuando me puse enferma fue "Tengo coronavirus". Dio miedo. Tenía el peor dolor de cabeza de mi vida y duró cuatro días. Me dolía tanto la garganta que no podía hablar ni tragar. Por la noche dormía con cinco mantas porque tenía escalofríos y no podía dejar de temblar. Luego me subió mucho la fiebre, como a 39 y medio. Un día estuvo el día entero llorando cuando no me podía ni tumbar porque dolía hacer cualquier cosa. Mi madre me dejaba sopa de pollo en la puerta. La comida estaba buena. No perdí ni el gusto ni el olfato, así que creo que al final no era coronavirus.
Una semana después de estar enferma, seguía encerrada en mi habitación mientras descansaba y me aislaba. Era frustrante, pero todos querían que estuviese apartada de ellos, lejos del gimnasio y me quedase en casa. Así que vi mucho "Crónicas vampíricas" e hice FaceTime con mis amigos. También adelanté mucha tarea de clase, escribí tres o cuatro trabajos y simplemente me relajaba. Mi padre me llamaba todos los días para ver como estaba, y yo me aseguraba de que no se encontraba mal. Fue muy estresante pensar que podría haberle contagiado algo. Fue un alivio que no fuese así.

Mientras estaba en casa, un recordatorio de Snapchat en mi teléfono me recordó que había pasado un año del accidente de mi padre. La verdad es que no lloré al verlo. Estoy muy contenta de que mi padre esté vivo. Cuando recuerdo el accidente siento un escalofrío. Pensé que iba a fallecer cuando estaba en el hospital, así que no quería ir al nacional ni competir. Pero me dijo que fuese, que realmente quería que fuese. Así que lo hice. Ahora me doy cuenta que de no haber sido por ese empujón, no habría estado donde estoy ahora con los Juegos tan cerca.
En el aniversario, le escribí y le puse "Papá, estoy muy orgullosa de lo lejos que has llegado y que te hayas vuelto tan fuerte". Todavía está en silla de ruedas, puero puede usar las manos y va mejorando día a día.
El día que los Juegos se suponía que iban a empezar, una de mis entrenadoras, Alison Lim, me mandó un mensaje. Dijo que hoy era el día en que deberá estar en la ceremonia de apertura y que este año no ha salido como todos queríamos.  Me dijo que siguiera alcanzando y superando mis límites, y que no sería fácil, pero que nada que merezca la pena lo es. En ese triste y deprimente día de esta locura de año, fue muy bonito recibir un mensaje así.
Fastidia mucho estar fuera del gimnasio durante tanto tiempo. No puedo permitirme perder más tiempo porque ya me perdí mucho con mi lesión de tobillo. Ponerme enferma me retrasó otras dos semanas. Estoy muy nerviosa de estar quedándome atrás. Una de las peores cosas fue ver a mis amigas subir lo que estaban haciendo en el gimnasio. Yo sólo me sentaba en la cama en pijama y las veía por Instagram. Todo el mundo había mejorado mucho.

Antes de volver a entrenar, tuve que hacerme un electrocardiograma para asegurarme de que mi corazón estaba bien. También me tuve que hacer una radiografía del pecho, un cultivo de garganta y una analítica de sangre. El equipo nacional y mis entrenadores querían asegurarse de que mi cuerpo estaba preparado para un entrenamiento duro. Cuando por fin volví al gimnasio, mi entrenadora, Jess Graba, me dijo que me lo tomara con calma que no forzara nada. Ahora básicamente tengo todos mis elementos recuperados, excepto en salto. Todavía no he hecho salto porque el tobillo aún me duele un poco, pero voy a terapia física todas las semanas para reforzarlo.

Después de tomarte un tiempo libre, puede dar mucho miedo hacer las cosas más complejas que solías hacer, y personalmente odio estar asustada. Cuando tengo miedo de hacerme daño, empiezo a pensar demasiado y termino no haciéndolo. Las asimétricas me ponen especialmente nerviosa porque cuando dejas de entrenar, pierdes la sensación de donde va a estar la banda. Y he crecido un par de centímetros este año, así que tengo que hacer ajustes.
Así que en vez de pensar demasiado, me forcé a hacer el elemento. Después de un intento, estoy bien, aunque siempre falle ese primer intento. Me vuelvo a subir y vuelvo a intentarlo.

He aprendido una lección muy importante de todo esto. Me he dado cuenta de que puedo perderme entrenamientos y descansar, para después volver y no haber perdido mis elementos. No tenía ni idea que eso podía ser así. Ahora creo que es más beneficioso, física y mentalmente, descansar a veces para que tu cuerpo y tu mente se recuperen y puedas centrarte en ti como persona. Y cuando vuelvas, tu cuerpo se sentirá como nuevo.
Pensando en todo lo malo que me ha ocurrido, en realidad me ha hecho más positiva acerca de los Juegos. Me recuerda que puedo manejar momentos difíciles y seguir bien porque lo he hecho antes. El año pasado, al igual que este, fue una cosa mala tras otra. Me rompí el tobillo, después el accidente de mi padre, pero luego lo hice bien en el nacional y en el mundial. Sabía que me iba estar viendo y me esforcé por él.
Luché contra pensamientos negativos y la tristeza y sólo me centre. Ahora pienso que quizá soy más fuerte por ello. No, no quizá. Soy más fuerte por ello.








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